RESTAURANTE CHURRASCO

Ambiente

Con ambiente sobrio y eminentemente clásico en el que destacan sus paredes en tonos oscuros recubiertas  de piedra  de Calatorao, dotándolo de un estilo quizás algo rústico, este establecimiento se divide en dos zonas bien diferenciadas, lo que podríamos denominar como bar y el restaurante propiamente dicho, aunque muchas veces, en la mayoría de ellas, el bar cumpla a la perfección  las funciones de restaurante dado lo concurrido del establecimiento.

Entrando a la izquierda nos encontramos con una larguísima barra de tapeo que se extiende a lo largo de todo el establecimiento. Justo frente a ella del orden de 8 o 10 mesas de madera en tono pino habilitadas como hemos comentado anteriormente para comidas y cenas. Ya en el interior, en un ambiente ciertamente ruidoso, el comedor siguiendo la misma línea de estilo del bar, alberga no más de 12 o 15 mesas, teniendo una capacidad para 50 personas aproximadamente. Quizás algunas de esas mesas pequen de estar un poquito pegadas lo que puede quitar algo de intimidad.
Dentro del ambiente no debemos olvidar el tipo de clientela con el que os encontrareis y que convierte al local en un restaurante un tanto “jet” sin por ello perder el aire distendido. Gente bien de Zaragoza, jóvenes profesionales de caché se entremezclan con gente de negocios en general, periodistas de renombre y famoseo en particular: sus mesas se llenan de deportistas de élite de la ciudad, de famosos de paso por Zaragoza, en definitiva, la sociedad de tipo medio alto de la ciudad pasea con mucha asiduidad por las mesas del Churrasco.

Servicio

Como no podía ser de otro modo, servicio altamente profesional. Un maitre ya entrado en años lo que asegura su buen hacer y punto exacto en cuanto al servicio acompañado de dos jóvenes camareras, atentas en todo momento para que el comensal encuentre todo a su gusto.

Comida/Carta

Una extensa carta capaz de satisfacer a los paladares más exigentes. Entrantes para compartir como las virutas de foie, los ahumados o su famoso jamón de bellota al corte pasando por los mejores mariscos de la ciudad: ostras, almejas, canaillas, pulpitos, gambones, cigala, centollo, bogavante y un largo etcétera. Pero si sois más de cuchara podréis optar por las alubias de Tolosa, los garbanzos bogavante, una buena menestra de verduras, arroz caldoso de bogavante, pochas,…
Como segundos cualquier opción será buena. Si sois más carnívoros las carnes no os defraudarán: cabrito, cochinillo, lechazo al horno, pero su especialidad es el chuletón a la sal. Lo sirven fresco sobre un plato y se acompaña de una plancha recubierta de sal gorda sobre la que ponerla e ir haciéndola al gusto del consumidor.
Sus pescados no se quedan atrás: tronco de merluza al horno, besugo a la bilbaína, rodaballo, lubina a la sal o rape a la marinera son solo algunas de las muchas opciones que degustar.
Si tenéis problemas para decidiros(algo nada extraño) existe la posibilidad de pedir media ración de lechazo junto con media de merluza, una muy buena opción de matar dos pájaros de un tiro.
Los postres, como no podía ser menos, no se quedan atrás, todos ellos caseros cuentan con sorbetes de muy distintas clases como el de mandarina o naranja, el tiramisú, pastel ruso o la tarta de queso.
Este es un breve resumen de su carta ya que suma y sigue.

Precio

Como es de esperar el precio es el medio de un restaurante de este tipo. Haciendo una comida completa, es decir, entrantes, segundos, postre unido a cafés y un vino de tipo medio el precio por persona no baja de los 50 euros. Un precio que puede resultar algo elevado pero una vez probado la relación calidad precio es muy acorde a lo que se ofrece.

Opinión de Sonia Agud

Era un miércoles a finales de Agosto y, como siempre, el bar y por supuesto el comedor estaba a rebosar. Nada más sentarnos, raro fue no encontrarnos a algún futbolista del Zaragoza, dos mesas más allá de la nuestra, vimos al ahora ya tan conocido por todos los zaragozanos Comisario de la Expo. Como no, gente conocida.
Enseguida se nos acercó su amable y campechano maitre a traernos las cartas y preguntarnos si deseábamos algo de beber.
Echando un vistazo a la carta, la verdad es que es difícil escoger entre tanta variedad.
Optamos por dos entrantes a compartir: una ensalada templada de rape y un surtido de ibéricos con salmón que llevaba un estupendísimo jamón de bellota, salmón ahumado y virutas de foie acompañado por tostaditas, pan con tomate y aceite de oliva y salsa tártara para acompañar el salmón al gusto del consumidor. Ya de segundo, no dudé, sabía que quería carne y la especialidad del Churrasco son las carnes rojas así que qué mejor que el chuletón a la sal.
Nos preguntaron si queríamos vino y dijimos que nos apetecía un tinto, sin ni siquiera preguntarnos de qué tipo el simpático maitre nos dijo: ”Perfecto un tintico que este bien, verdad?, y así se fue sin decirnos qué nos iba a traer: fue un Marqués de Vitoria muy bueno y a un precio de lo más razonable (13 euros). Un muy buen detalle, viendo lo que habíamos pedido para cenar y el tipo de clientes que éramos. La comida, para mí imposible de sacarle pega alguna. Cocina de mercado tradicional perfecta en cuanto a elaboración y de una calidad soberbia. Las virutas estupendas y el jamón insuperable. La ensalada muy muy rica y de la carne qué voy a decir, se deshacía en la boca, lo que nos viene a demostrar que la calidad no se quedaba atrás ni mucho menos. Además al pedirla a la sal y sacarte el plato refractario cubierto de sal te la puedes hacer más o menos a tu gusto y marcarte tú mismo al ritmo que te la quieres comer, sin prisas porque se te quede fría. Me gustó el detalle de la joven camarera que se acercaba a ver qué tal íbamos cada cierto tiempo y que se percató de que se estaba quedando frío el plato y enseguida quiso cambiármelo. La frené porque ya no podía ni con el pelo, estaba llenísima y sólo pude con 4 de los 6 trozos de carne que me pusieron. Otro buen detalle del servicio, sin duda.
La cena para dos nos salió por 109 euros. Evidentemente es un precio considerable pero visto lo que comes, la calidad, las raciones y la elaboración ninguna queja en cuanto al precio.
Como veis, una cena de lo más convincente. Sin embargo, no me gustaría dejar en el tintero dos pequeños detalles que no me gustaron de nuestro paso por el Churrasco. Primero, las mesas están algo pegadas entre sí, en general es un comedor muy ruidoso y cuesta tener cierta intimidad, unido a ello está el hecho de que si  los comensales de la mesa de al lado fuman te tienes que tragar su humo y sinceramente, cuando la cena te cuesta 50 euros y estás en un restaurante de esta clase, no es de recibo. Dejando de lado estos dos detalles quiero acabar a modo de resumen afirmando que os puedo asegurar que si tuviera que poner un titular a este restaurante podría ser algo como: ”Churrasco, cuando el buen hacer es un grado”. Lejos cualquier sofisticación en sus platos, ahí radica su mérito, conseguir semejante éxito con platos de toda la vida, sin sabores enrevesados ni texturas especiales, es para quitarse el sombrero. Lo que ves es lo que hay, y lo que hay es de una altísima calidad, no cabe la menor duda.
Si quieres quedar bien, el Churrasco (como todo buen amigo) no te fallará.

Recomendación importante reservad siempre mesa previamente: bien iréis y os tendréis que marchar o si tenéis suerte y suena la flauta de que quede algo libre será fuera y sinceramente si vais a disfrutar de una cena así mejor que sea en un comedor en condiciones.

Opinión de Javier Rioja

El Churrasco es uno de los restaurantes con más solera de Zaragoza, entre otras cosas por la recurrente afluencia de toda la tropa del Real Zaragoza Club de Fútbol. Ni más ni menos, un miércoles en Agosto nos acompañaban en el comedor Jesús Villanueva (médico del Real Zaragoza) y el comisario de la Expo. También se caracteriza por estar siempre lleno, como pudimos corroborar esa noche de agosto. Por lo que la reserva de mesa es casi obligada.

Antes de empezar a hablar bien del Churrasco diré el par de puntualizaciones que no me terminaron de convencer. La primera es que no disciernen entre fumadores y no fumadores y la segunda es la decoración, que no me agradó demasiado con una mezcla rara de rústico y aires modernos. Los baños no son gran cosa y te secas las manos con papel.

El servicio es muy bueno, tampoco es que sea exquisito, son cercanos, muy de la tierra. Además son tremendamente rápidos. Y lo importante: la comida… nunca falla, entre otras cosas porque parten desde las mejores materias primas.

Tras sentarnos en una silla que cojeaba haciendo juego con la mesa, que también lo hacía (dando fe de esos toques rústicos de los que hablaba antes) y ver la carta no se me hizo muy complicado elegir. Me destacó los precios abusivos del marisco y al final pedimos un plato más de la cuenta y en el segundo plato ya no podíamos más. Llegaron al muy poco rato una parejita que se sentó justo al lado y casualmente al joven le dio por fumar… para así llenar todo el restaurante, como de costumbre, y ya de paso esta pareja llenaría un poco la zona de humo.

El pan era muy bueno. El primer plato de ensalada con gambas y rape cumpliendo bien. Después un buen plato con jamón ibérico, salmón que no me llamó absolutamente nada la atención y foie que sí estaba excelente, pero lo que no me gustó fue que estuviera en virutas muy finas.

Un buen detalle que no es normal en estos restaurantes es la posibilidad de pedir medias raciones, aunque sólo haya una opción: media ración de merluza y otra media de lechazo al horno. Fue lo que pedí y la merluza no podía estar mejor, y el lechal… pues nada del otro mundo. Mil veces mejor el que degustamos en el Asador Aranda.
Por otro lado la carne a la sal que pidió Sonia era excelente. Los platos se acompañaban de patatas y en mi caso las dos medias raciones casi no cabían en el plato doble que me pusieron, las patatas se desbordaban al intentar hincar el cuchillo, detalle algo raro para la experiencia del lugar.

Todos los postres salen por 5€ excepto un combinado de tejas, trufas y repostería por 10€ para dos personas. El sorbete de mandarina sonaba bien y era bueno, aunque sabía algo a polvos. En mi caso pedí un excelente helado de queso fresco con canutito.

Todo regado con un Marqués de Vitoria (13€) y agua Solan de litro. Total, 109€ que para el sitio que es, no es caro. Con el caché que atesora, bien podrían subir algo los precios y no es el caso, ofreciendo un restaurante con cocina excepcional a unos precios nada desorbitados, lo que hace que recomiende el lugar porque es de los sitios que siempre comes bien, te da igual pedir, carne, marisco que pescado. Aunque también es verdad que esperaba un puntito más en calidad.

Al salir vimos en el bar (que hay nada más salir del restaurante) varios periodistas deportivos de las radios y televisiones locales, como buitres a la caza de directivos o jugadores de fútbol.

El Churrasco, uno de los grandes en Zaragoza.

Instalaciones:	(7)
Servicio:	(8)
Calidad:	(8,2)
Precio:	(7,6)

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Web oficial: (no tiene)