Le toca el turno al juguetito de un señor con mucho dinero: el Restaurante Catorce.
En el edificio Plaza 14 Business Center realizado por la constructora aragonesa Plaza 14 cuyo dueño tiene este restaurante, se encuentra en una callecita que da a la famosa Calle Alfonso I de Zaragoza. Como dato de interés, apuntar que para todos aquellos asiduos al ya desaparecido restaurante Buddah en la Calle San Miguel (junto a los Cines Goya), puede que atisbéis ciertos puntos de encuentro entre ambos ya que 14 sigue la estela de este desaparecido restaurante puesto que pertenece al mismo propietario y sigue contando con la mayoría de los profesionales de aquel.
Diseñado exteriormente con los ya poco originales cristales con vinilos varios. Tras bajar por unas escaleras tenemos ante nosotros una sala para 40 personas en donde sólo hay una mesa ocupada por una parejita, era algo que imaginaba y la verdad es que no llegué muy convencido a este restaurante Catorce.
Crítica
Un lugar acogedor, moderno pero como me ocurre muchas otras veces, me da sensación de quiero y no puedo, le falta mucho encanto para llegar a restaurantes como Rodero o Smouk.
Nos colocamos en una mesa y el camarero nos da la carta. No existen menús, por lo que el precio siempre va a ser mayor y es un dato muy negativo. El pan era bueno y como detalle raro y poco elegante para un restaurante así, al servirnos el vino no nos lo dieron a probar antes, nos apetecía un blanco de uva gewüztraminer y elegimos uno de la tierra del año anterior viñas del vero 2008, muy agradable.
Este joven camarero tras este error tan extraño se comportó bien, me pareció algo falso, pero resultó ser profesional y cercano. Tras pedirle el arroz y las milhojas de salmón, nos dijo que justo no tenían y nos supo recomendar perfectamente con el carpaccio. Tampoco os sabría decir si el servicio era rápido porque sólo estábamos dos mesas, pero la sensación fue buena.
Un carpaccio de buey con mostaza excelente, muy agradable al paladar con los clásicos toques de queso, aceite y limón salpimentado, por 13€ es un plato perfecto.
Después para compartir también pedimos un arroz cremoso con setas al azafrán, muy bueno también y al punto. Se acompañaba con jamón crujiente por encima y el plato sólo costó 12€, sin escatimar, una persona se quedaría llena con él, por lo que las raciones son abundantes y la calidad excelente, por lo que no pudimos empezar mejor.
Los segundos mantuvieron el tipo, por un lado, rollito crujiente de lenguado con langostinos, 16€ y muy aceptable. El cabrito (19€) también estaba bueno, con un buen acompañamiento de patatas con ajos fritos, presentado en varios trocitos, abundantes, muy superables, pero que mantienen la calidad de la comida.
Por último pedimos un surtido de helados, el postre más caro (11€) perfecto para compartir entre dos, helados de arroz con leche, chocolate, café y queso, acompañado de una pequeña tarta de queso que no era gran cosa con grosellas.
Los entrantes y segundos no son caros comparando con otros restaurantes, pero sí que sube bastante el precio los postres. Si vas sumando, al final en nuestro caso se queda en nada menos que 94€ (dos entrantes, dos segundos y el postre con un vino de 17€).
Un lugar en donde nos acompaña una música tranquila, con unos baños en consonancia con el lugar pero en donde sólo cabe una persona. También tiene un salón privado con monitor de 50 pulgadas, y como el restaurante se encuentra postrado bajo el suelo, no hay cobertura.
De su decoración destacar varios detalles. La luminosidad que adquiere el local al estar forradas gran parte de sus paredes de láminas en tono pino que hacen integrarse las puertas de los baños llegando incluso a pasar totalmente inadvertidas si no eres muy observador. Otro detalle que os llamará la atención son sus sofás de respaldos altos revestidos de una tela tipo piel de melocotón en tono marrón chocolate y que dotan a algunas de las mesas para grupos a modo de privado de una cierta originalidad por lo poco visto sobretodo en Zaragoza de este mobiliario.
Por lo que el restaurante Catorce es un lugar que recomiendo, su gran problema es pedir a la carta pero los precios no son abusivos, se come muy bien, pero quizás si voy a pagar casi 50€ por cubierto, cruzo la calle y a 1 minuto está Bal Donera, te gastas algo más (y reservas con antelación) y el lugar merece más la pena. Eso sí, si te gusta comer bien en Zaragoza, y el restaurante te viene cerca, es un lugar que no defrauda.
Instalaciones: |
(7,5) |
Servicio: |
(7,4) |
Calidad: |
(7,6) |
Precio: |
(7) |
| Más info:
Web oficial: (no tiene)
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