Ficha Técnica. Dirección:
C/ Libertad 14 - 50003 ZaragozaHaga Clic para ver el Mapa. IntroducciónEn pleno tubo, rodeado de muchos de los locales de tapas más conocidos de la ciudad, se encuentra Casa Hermógenes, un establecimiento que, gracias especialmente al famoseo de la tierra y del país que visita Zaragoza, se ha hecho conocido y reputado dentro de la ciudad. Ambiente Tras una pequeña puerta (bajo un cartel en tono verdoso con las letras rojizas) que pasa muy inadvertida tras el bullicio del tapeo del tubo, se esconde un local no excesivamente grande dividido en dos plantas. Una primera planta con 8 mesas, la mayoría de 4 comensales, en un comedor que no excede las 30 personas de capacidad. Un comedor en tonos asalmonados con algunas zonas de las paredes de piedra a modo de ladrillos y en la que destaca a lo largo de todo el comedor una alargada tubería en tono acero al aire, que sirve de decoración. Si de algo peca esta zona de Hermógenes es de tener las mesas excesivamente juntas, por lo que, no oír las conversaciones del vecino, se antoja misión imposible. ServicioDos o tres camareras junto con Carolina a la cabeza. Servicio correcto en líneas generales pero falto de rodaje con lagunas imperdonables (sin incluir a Carolina), dignas de pulir en un restaurante de estas características. CartaLa carta de Hermógenes resulta a simple vista algo corta pero bien equilibrada en cuanto a carnes y pescados. No así en cuanto a entrantes ya que la gran mayoría de ellos se componen de hortalizas. Algo más de variedad sería de agradecer. Como aspecto a destacar lo que ellos apuntan como especialidad de la casa, los arroces caldosos, ya sean el de bogavante o el de cigalas con almejas. CríticaMe sorprendió muchísimo que al entrar en Casa Hermógenes, el comedor estuviera vacío, ya que eran las 22:30 de un viernes con gran bullicio, como casi siempre, por las calles el Tubo. La carta me pareció escasa aunque hay un poco de todo. Se me hizo casi imposible pedir un entrante porque todas las opciones se sustentaban en verdura y justo no me apetecía nada de ensaladas, ni alcachofas, ni espárragos, por lo que me tuve que contentar con una ensalada de escalibada con langostinos. Tampoco me gustó que los precios en la carta no tuvieran IVA, tenedlo en cuenta porque todos los precios que os cito no lo tienen. El servicio no me desagradó inicialmente. Nos colocaron un pan recalentado (2,8€) pasable y, como aperitivo, una tostada con dos ronchas de longaniza. Al servirnos el vino, de excelente calidad/precio: Reino de los Mallos, cuál fue mi sorpresa que no nos lo dieron a probar antes, detalle que no ocurre ni en un restaurante de medio tenedor. El agua de medio litro la cobran a 2€. En este momento hicieron acto de aparición un conocido entrenador de fútbol y un crítico de cine. Y justo en ese instante apareció de la nada Carolina, la jefa de sala, para atenderles. Hasta ese momento teníamos dos camareras para nosotros solos y aún llegó una tercera, en este caso reservada para los clientes especiales, un gran detalle que dice mucho de este restaurante. Tras esperar 20 minutos por el arroz, llegaron los primeros platos. Arroz caldoso de cigalas y almejas (14,20€), el arroz no era de gran calidad, estaba pasado y sorprendentemente había muy poca cantidad, el par de almejas y el marisco estaba bueno pero el resultado del plato fue decepcionante, más cuando en teoría en este restaurante tiene el arroz como especialidad. Ensalada de escalibada con aceite de trufa (11,20€), nada especial, lo más destacable fue su buena presentación. Antes de terminar con el plato, la camarera hizo amago de llevárselo, tras decirle que no había acabado volvió a venir y esta vez me amargó un poco el entrante. Magret de pato (12,50€), exquisito acompañado de su guarnición y regado con salsa de frambuesa, un plato con una calidad / precio excelente. Ternasco lechal asado en su jugo con patatas panadera (20,50€), no lo esperaba así pero el resultado fue bueno. Tres trozos de carne acompañados con patatas y condimentadas con buena cantidad de especias y más bien guisado como unos jarretes que un asado, con un precio demasiado alto para la calidad resultante. Los postres me sorprendieron positivamente y fueron lo mejor de la cena. Por un lado el sorbete de cactus (5€) estaba muy bueno, además el vaso era abundante y siempre es de destacar la originalidad. Y por último un Brownie con chocolate caliente (6€), donde destacaba sobremanera el chocolate, más espeso de lo habitual y acompañado de una pequeña bola de helado de vainilla, realmente bueno, aunque los postres no los vi tan elaborados como para cobrar 5€ y 6€. Terminamos la cena con muchas prisas por parte de las camareras, no creáis que eran las 12 de la noche, eran las 11 y media (habíamos entrado por la puerta a las 22.30 así que imaginaos el ritmo, más si cabe habiendo tenido que esperar 20 minutos el arroz) cuando terminamos y aún quedaban clientes en la sala cuando nos fuimos. Estas prisas no las perdono y para rematar la faena de los 97€ de la cuenta, la camarera no era capaz de cobrarnos con la tarjeta de crédito y tuvo que llegar Carolina para realizar la tarea, a lo que nos dice sonriendo "ya la perdonaréis, pero es que ha aprendido hoy con las tarjetas de crédito", y me pregunto... ¿nadie le ha enseñado antes?, increíble. Conclusiones.Cuando el precio medio de este restaurante ronda los 45€, no creo que sean admisibles los detalles como que no den a probar antes el vino o las prisas para recoger los platos, llegando a cometer el flagrante fallo de quitar el plato a un comensal cuando no había terminado el otro. Otro detalle imperdonable que dice mucho de Casa Hermógenes es el que haya un cambio de camarera cuando llega un famosete, porque da mucho que pensar: ¿acaso el servicio que había en ese momento no tenía nivel suficiente?, si es así, ¿qué hacen en este restaurante sirviéndonos a nosotros?, ¿acaso somos menos que ellos?, por supuesto que sí. Este tipo de distinciones no creo que sean buenas a la larga, porque al final, si este restaurante no ha cerrado hasta hoy, no creo que haya sido por los famosos que lo visitan, sino por el gran grueso de la población, y es por ello por lo que no creo que Casa Hermógenes sea un restaurante recomendable ya que por su precio no ofrece lo mínimo exigido en un restaurante de cierta categoría, comete grandes errores en el servicio, la calidad de la comida no es nada para recomendarlo a gritos y las distinciones de estatus son cuanto menos deplorables.
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Javier Rioja © 2006-2022
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