Ficha Técnica.
Dirección:
C/Bruno Solano, 4 50006 - Zaragoza Clic para ver el Mapa.
Teléfono: 976 55 72 55
Cierra: Domingos
Precio medio: 20€
Introducción
Una buena zona para picar a la hora del aperitivo o cenar son las calles entre el Parque Primo de Rivera y la Plaza San Francisco. Restaurantes de categoría o tabernillas/bares de picoteo se entremezclan en la conjunción de las calles Supervía, Sta. Teresa y Bruno Solano.
Opinión de Sonia Agud.
Os hablamos hoy de uno de esos establecimientos perfectos para una cena de picoteo compartiendo platos.
El Peirón de la Manduca es un bar tipo tabernilla de tapeo con productos de calidad y buena elaboración. No excesivamente grande cuenta con una barra en la parte derecha del local sobre la que cuelgan unos originales farolillos de tipo forja, con unas 6 mesitas justo enfrente y todo ello en tonos madera y verdes. A la entrada llama la atención el nombre del local que aparece sobre un combinado de azulejos donde se ve a un grupito de baturros poniéndose ciegos de jamón. Un gracioso detalle.
Si vais entre semana no tendréis excesivos problemas para poder acomodaros en una de las mesas pero ojo que queráis sentaros en fin de semana porque si no habéis reservado será harto complicado.
Como hemos dicho, es ideal para comer o cenar de tapeo o ir a picar algo a la hora del aperitivo. Unas hermosas pizarras (a conjunto también en madera y tonos verdes) en la barra y justo encima de la puerta te ponen al día de lo que puedes echarte al cuerpo. Encuentras lo típico: jamon ibérico, triguericos, montaditos de foie, alcachofas rebozadas con jamón,… pero sin duda sus tapas estrellas, haciendo buen honor al nombre del establecimiento son los peirones y la manduca de bacalao (tapa ganadora de premios durante varios años consecutivos).
Viendo que esto era lo típico nos pedimos una ensalada de bacalao, una ración de cuatro peirones y una ración de queso. Para beber pedimos el tinto de la casa, un vino cosechero que estaba bastante bueno. Para aquellos que no lo sepáis, los peirones son pequeños trocitos de solomillo ibérico y en el Peirón los sirven con cuatro guarniciones: ajetes, queso, setas y pimienta. La verdad es que están realmente buenos. Si bien he de reconocer que estaban mejor en la anterior ocasión que fui, estaban igualmente buenos, muy bien preparados y de una calidad notable. En cuanto a la ensalada de bacalao una ración muy generosa y, aunque estaba buena, quizás al bacalao le faltaba un poquito de sabor. La ración de queso, muy buena, un queso curado de bastante calidad y muy sabroso. En cuanto a precio, pagamos de todo 41,80 euros. La ensalada a 15 euros, cada peirón a 3,30, el queso salió por 6 euros y el vino nos pareció barato por 7 euros. A eso hay que añadirle 0,60 euros del pan.
Como he dicho antes cenamos bastante bien pero me fui con la sensación de que la primera vez que lo visité salí más contenta. En esa ocasión tomamos ensalada de perdiz que estaba realmente buena, 3 montaditos de foie y peirones, que nos pusieron 6 ya que íbamos 3 personas. Los peirones me dio la sensación que ese día se deshacían más en la boca. Tomamos dos botellas del mismo vino y una de agua y postre, unos orujos y chupitos de pacharán acompañando a unas trufas heladas de chocolate. En esa ocasión nos salió la cena por 60 euros, 20 por cabeza.
Es un sitio bueno para ir a picar y desde luego para ir a probar esos peirones que están realmente ricos con sus cuatro salsitas. Por lo demás, el servicio es bueno aunque a veces se duerme un poquillo en los laureles como fue en la segunda visita en la que, a pesar de no estar muchos, el joven camarero tardaba algo más de la cuenta en traernos los platos.
En definitiva, un buen sitio con calidad y elaboración destacables aunque con algún puntillo a mejorar, destacando sin lugar a dudas su tapa estrella, los peirones.
Opinión de Javier Rioja
Los peirones le han dado fama a este bar. Es un lugar muy concurrido, y en nuestro caso antes de las 10 de la noche había muy poquita gente, pero a partir de esta hora casi se llenó tanto en las mesas como en la barra para tapear.
Acompañados de gente popular y con una corrida de toros por la televisión, nos sacaron pan (bastante bueno) y un tinto de la casa muy decente también. El camarero bien, de la tierra, aunque algo lento (si se llena el restaurante, quizás le haga falta la mano de otro camarero). Nos dió para elegir a viva voz: ensalada, ventresca, bacalao y codorniz entre otros.
Pedimos bacalao y los famosos peirones. El bacalao estaba bueno aunque algo duro, se acompañaba con atún y tomate y el resultado fue bueno sin más.
Los peirones de solomillo fueron –para mí gusto- algo decepcionantes, 4 solomillos, uno de ellos por ejemplo acompañado con unas setas que no estaban buenas. Un buen detalle de este lugar es la cocinera siempre visible cocinando entre brasas.
Visto el percal, como estaba algo desilusionado con el local pedí un postre a ver si me endulzaba la estancia. Sólo había una opción: queso curado con membrillo y el resultado fue muy bueno.
41€ mal gastados para mi gusto, supongo que ese día el solomillo no estaba todo lo bueno que de costumbre, sino no entiendo su fama.