Ficha Técnica. Dirección:
Plaza del Azoguejo, 5 - 40001 Segovia IntroducciónSegovia, la ciudad del acueducto, la cuna del cochinillo, tiene un restaurante conocido por encima de todos que no es otro que el Mesón de Cándido. Tal es así que incluso el mismo Ayuntamiento de la ciudad castellana en honor al propio Cándido, alma de este restaurante que se ha ido transmitiendo de padres a hijos e incluso nietos pasando así de generación en generación desde 1905 año de su creación, puso en su honor un busto de bronce en la misma plaza del acueducto nombrándolo Mesonero Mayor de Castilla como agradecimiento a su sin igual manera de popularizar la ciudad a través de su arte en la gastronomía. Hoy en día, bajo la batuta de su hijo (que en actualidad ostenta el título de mesonero mayor de Castilla obtenido por su padre), este referente de la hostelería segoviana se ha convertido en un gran imperio que cuenta con un hotel, un restaurante palacio, una fundación e incluso su propio canal de televisión. AmbienteSi algo caracteriza el ambiente de Casa Cándido es el clasicismo castellano reinante en todo el establecimiento. A través de su pesada puerta de madera vieja, bajo la fachada de dos plantas, con balcones de madera, sobre la que reza claramente horno de asar sobre la cal blanca en gruesas letras negras y tras unos biselados cristales amarillentos típicos del estilo castellano, se encuentra en primera instancia el bar que sirve como hall distribuidor a los distintos comedores, variados y con capacidad para diferente numero de comensales y apropiados para distintas celebraciones. Algunos de ellos son más regios y austeros, con sillas en tono madera oscuro, manteles de hilo blanco y con cuadros, murales con paisajes de la ciudad de Segovia o lienzos con el propio Cándido partiendo el cochinillo con el borde de un plato, mientras que otros se acercan más a la traición e incluso agricultura castellana estando decorados por aperos de labranza, ollas y sartenes de cobre, utensilios de cocina de madera de antaño e incluso alguno de ellos logra ser más cálido gracias a existencia de chimeneas en varios de sus comedores. Cada salón tiene su propio nombre entre los que podemos destacar el Comedor de Embajadores, Comedor de Enrique IV o el Comedor de Teodosio el Grande entre otros muchos. ServicioMúltiples son los camareros que hay en el establecimiento por lo que en todo momento te sientes bien atendido. Algunos de ellos son como viene siendo habitual en los últimos tiempos extranjeros pero cumplen perfectamente con su misión de manera profesional y sin ningún fallo importante aparente. Sin embargo, algo se echa en falta con respecto al servicio del local y es que no es igual ir a Casa Cándido y que nadie te ofrezca la posibilidad de ver la típica estampa de partir el cochinillo con el borde del plato como bien hacía en sus inicios Cándido padre. Se agradecería al menos que el servicio lo ofreciera. CartaCarta completa en todos los sentidos con entrantes tanto calientes como fríos, gran cantidad de pescados y carnes en la que destaca los productos típicos de la tierra que permiten a Casa Cándido ofrecer especialmente una carta típica de gastronomía castellana en la que sin duda el plato estrella es el cochinillo, sin olvidarnos de los judiones de La Granja, una buena sopa castellana y en los postres todos ellos de elaboración casera destacando la tarta de ponche segoviano. Podéis echarle un vistazo a la carta completa en la propia web del establecimiento en la parte inferior de esta página. PrecioSi bien la calidad es buena así como la elaboración, el precio de sus platos no es desorbitado pero tiende a la alza. Especialmente escandaloso es el tema de los postres que no bajan de los 6,50€. Entrantes entre los 10 y 20€ y las carnes y pescados según mercado (el cochinillo sale la ración por 21€) pero para que os hagáis a la idea comer con primero, segundo y postre no os bajará de los 45€ por persona. CríticaAl sentarnos no me gustó nada la cercanía de las mesas, para que os hagáis una idea teníamos una mesa a nuestra izquierda / derecha con sendas familias a cada lado y casi se hacía imposible pasar entre ellas. La carta me gustó, incluso la vi barata en algunos platos con precios que variaban entre 9 y 21€, aunque comer a la carta pidiendo primero, segundo y postre sale excesivamente caro si encima tenemos en cuenta el precio de los postres (6,5€). Teníamos clara la carne (cochinillo, como no) y los judiones (también típico en Segovia) y pedimos una recomendación para los entrantes, a lo que la camarera nos sugirió las setas a la segoviana. Tras colocarnos el pan (un gran pan, tan grande como insípido y el agua, pedimos el vino de la casa, un Ribera del Duero Flumen Dorivm con una calidad/precio excelente (11,90€). Llegaron los primeros platos donde las Setas a la segoviana (9,85€) me resultaron unas setas de lo más vulgares con una realización y calidad del producto más que dudosa. Al pedir el costillar de cochinillo confitado a 70º con crema de calabaza nos dijo la camarera que no había y nos ofreció el Cordero lechal asado (42€ para dos personas) en media ración, una buena ración de lechal sin acompañamiento (un buen aragonés siempre echa de menos las patatas...) que resultó buena sin más, incluso decepcionante por el lugar en donde estábamos, en teoría, toda una institución. Pero lo peor estuvo en el Cochinillo asado al estilo Cándido, innegable que era un buen trozo de cochinillo, bien asado, se deshacía en la boca... pero sobre todo noté su falta de sabor y lo que es peor, el día anterior en un restaurante de menos reputación como es el restaurante La Concepción el cochinillo estaba años luz por encima. Para terminar pedimos un postre también típico, una Tarta de ponche segoviano, que al verla se me cayó el alma a los pies cuando por más de 6€ se presentaba un pequeño trozo de tarta y tras probarla se me fue el cabreo al instante, un trozo perfecto ya que llenaba mucho al tener base de crema pastelera y una fina capa de mazapán de almendra, muy recomendable. Para terminar pedimos un poleo menta y la cuenta, 91€ donde llama la atención los 6€ del pan (más si cabe cuando siendo dos ponía especificado en la cuenta ración para 4), un detalle como para levantarse de este Mesón y no volver ni recomendarlo en absoluto. El servicio me pareció correcto, más teniendo en cuenta que era foráneo, nulamente comunicativo, se comportó de forma profesional y se mojaba si pedías consejo o recomendación en la carta. Como detalle, es increíble que al pagar con tarjeta con chip tengas que levantarte de la mesa, e ir al bar a introducir el pin porque no tienen el lector de tarjetas inalámbrico, fatal. Por último en los malos detalles, varios de los platos se encontraban poco calientes, no pasó en uno sino en varios, ¡incluso en el poleo menta!, por lo que no es casualidad.
Mesón Cándido es el reflejo de un restaurante con una reputación sin parangón en Segovia, donde no esconden las fotos con famosos como Julio Iglesias, pero que parece que en estos nuevos tiempos están viviendo de eso, de críticas consumadas de antaño y de una ubicación de órdago enfrente del acueducto. Al final lo importante es la comida, y tanto el cochinillo como el lechal se pueden comer igual a menor precio en cualquier otro restaurante. Poco recomendable no porque se coma mal, sino porque en Segovia hay otros sitios donde se come mucho mejor y más barato. En definitiva, bien, pero no tanto como para la fama que le precede como institución culinaria de la región.
|
Javier Rioja © 2006-2022
Aviso legal. Esta obra se encuentra bajo una licencia Creative Commons